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ara muchos la economía no es una ciencia, si no una ciencia disfrazada con números, y con ese trasfondo, los planteamientos formulados por los economistas se nos presentan en una jerga técnica, a veces rebuscada, que suelen generar dos reacciones rápidas en audiencias masivas: cambian de canal o se asustan.
Sin embargo, la economía como tal se ha convertido en un genuino laboratorio de ensayo y error, donde keynesianos, monetarias, comunistas y demás tribus han desplegado una serie de ideas a fin de captar la atención del público y echar a andar planes de gobierno.
En consecuencia, existen unos mitos universales transmitidos de generación en generación hasta formar una memoria colectiva, que se avivan dependiendo de las coyunturas políticas de cada país, una de ellas es acerca de los inmigrantes donde se cree que ellos roban los puestos de trabajo, aquí es inevitable pensar en Donald Trump izando fieramente esta bandera. y hay una cara aún más agria, como la que se ve en Calais con los inmigrantes tratando de cruzar la frontera por cualquier vía, aunque en realidad, para muchos los inmigrantes no solo incrementan la mano de obra disponible en el país, sino que incrementan la demanda de más trabajadores al utilizar su salario para subsistir fomentando el movimiento de la economía.